¿Qué elijo? lo
mejor que puede llegar a haber en una noche, o lo mejor que puede haber en tres
días? decirlo así suena fácil de elegir, pero al saber más detalladamente qué
es cada cosa, es cada vez más complicado.
¿Por qué ya tengo
que tomar decisiones yo sola?
por una parte esta bárbaro, pero la otra es la
duda de tomar decisiones por sí mismo. Dudas, ¿qué dudas? las dudas de que elegir, y cuando empezás a dudar tanto,
tanto que cuando te toca una cosa y otra en sorteos diferentes ya te empieza a
dar lo mismo, es horrible. Esa duda tan
intensa es la inseguridad de elegir. Elegir si está bien o mal. Elegir
una cosa y al final darte cuesta de que te equivocaste y quisieras
volver el tiempo atrás para haber elegido la otra. Empezar a elegir por uno mismo es el miedo de
fallar. Y eso aunque no podamos percibirlo
todavía nos hace poner más en duda, tanta duda que quizá te den hasta ganas de
llorar. Llorar, porque no sabes qué elegir; es algo muy estúpido y confuso, pero
te desahoga y quien sabe terminas teniendo una decisión. Otra forma de elegir
es poner en una balanza las ventajas y las contras de cada cosa. Créanme, ya lo
hice y todavía no me decido. ¿Por qué cuando tenés algo tan decidido te agarra
algo por sorpresa que te hace dudar mucho mucho? no es lindo, para nada.
Ya no sé que más
hacer, tengo que pensarlo mañana y decidirlo mañana, y listo. Quizá me equivoque quizá no, pero como
dicen no? de los errores se aprende.
No hay comentarios:
Publicar un comentario